sábado, 13 de noviembre de 2010

Where the wild roses grow - Nick Cave & The Bad Seeds with Kylie Minogue (Murder Ballads, 1996)




Incluso los versos más bellos pueden esconder debajo de su aparente luz la oscuridad más terrible.

Un hombre conoce a una mujer. Él queda obnubilado por su belleza. Sus labios son del color de las rosas silvestres. Ella se siente afortunada de haber encontrado al amor de su vida, él la trata con respeto y adoración y le obsequia con toda clase de atenciones. Ella es la única para él, la mujer más bella que ha visto en su vida. La perfecta canción de amor con los versos típicos que hacen que cuando estás enamorado te identifiques completamente con ella. Pero cuando el hombre que te susurra al oído es Nick Cave, nada es tan sencillo y bonito como aparenta. Bajo este dulzor se esconde una historia que desgraciadamente se repite demasiado a menudo.  Y la belleza de esta canción es lo que la hace perturbadora.


El verso “All beauty must die” es una realidad distorsionada en la mente del hombre. Todo lo que es bello decae. Él sabe que al igual que las rosas que crecen en el río, la belleza de Elisa también lo hará. Por eso decide matar la belleza, para que quede congelada en el tiempo, como una fotografía. Para el curso natural de la vida y lo reemplaza por la muerte, porque así en su mente la belleza quedará pausada para siempre.

La alianza entre Nick Cave y Kylie Minogue, pese a parecer extraña en un principio, resulta ser muy acertada. El contraste de sus voces me recuerda a Isobel Campbell y Mark Lanegan, de los que hablaré más adelante.

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