miércoles, 15 de septiembre de 2010

One - U2 (Achtung baby!, 1991)



Uno. La canción que no habla sobre la unidad, sino de la diferencia. Aquella que  unió de nuevo a la banda en un momento en el que buscaban razones para seguir a bordo de un barco por el que se divisaba la punta de un iceberg. Una canción escrita desde un antiguo salón de baile de la SS de Berlín en una recién reunificada Alemania. Sin el muro. Una.

La canción que le devolvió el sentido a todo. Un momento de inspiración, de catarsis… y nace un himno. One es una canción compleja. A lo largo de los años se le han dado múltiples interpretaciones: la reunificación alemana; la religión en Irlanda; el sida; sobre la relación de Bono con su padre; sobre el divorcio de The Edge… o quizá es sólo una historia de desamor.

Una conversación retorcida y amarga entre dos personas que ya no están juntas pero que se siguen necesitando. Que no son uno, pero tampoco lo contrario. Una lluvia de acusaciones y reproches que nacen de la insana necesidad de mantener un fino hilo entre lo que fue y lo que es. La idea de que pese a haber pasado por situaciones difíciles, pese a que el amor haga tiempo que ha dado paso al odio, pese a que no nos podamos mirar a los ojos, nos tenemos, y eso puede ser suficiente. “Somos uno, pero no somos el mismo. Nos tenemos el uno al otro”.  Sientes la desilusión, la amargura, la resignación pero también la necesidad de aferrarse a algo.

One te envuelve, te hiere, te conmueve… y te lleva a lugares dónde no quieres estar, a emociones que no quieres sentir; pero a la vez encuentra la belleza en ellas y es entonces cuando te coge de la mano y te dejas llevar.

Versiones: existen muchas versiones de este tema por ser ampliamente conocido pero personalmente me quedo con la de Johnny Cash por su intensidad y matices. Y porque es Cash.

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